Mi amiga Indira tiene un carácter muy jovial, es irónica y a la vez jocosa. Te dice las cosas con mucha seriedad pero después que la escuchas te mueres de risa! Además de ser sumamente simpática y divertida se caracteriza por sus atributos físicos. Sus tallas DDD y XL redundan en un busto y traseros muy voluptuosos que, por si no lo sabían, tiene muchísimos fans en el género masculino! Divorciada después de un matrimonio lleno de abusos psicológicos, y madre de dos hijos adolescentes Índira lleva una vida muy tranquila, de su casa al trabajo, de vez en cuando salida con las amigas, y los domingos a la iglesia. Ya sus hijos casi no la acompañan en sus domingos de misa porque siempre tienen otros planes (si no los tienen los inventan para no ir), por lo que va sola a la misa la mayoría de los domingos. Ya asidua a la Iglesia se conocía a todos en el grupo, había mucha familiaridad y camaradería, amén de la solidaridad y atención a los más necesitados en lo cual siempre intervenía ya que le gusta mucho ayudar a los demás.
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En el mismo grupo estaba Felipe. Hombre solitario, no tan mayor, divorciado, con un hijo medio problemático ya entrando en los 20 años. Más de una vez Indira había presenciado situaciones con el muchacho; calumnias y una ambiente hostil rodeaba la vida del joven. A ella no le llamaba la atención el caballero en lo más mínimo, porque le parecía medio sonso, y menos considerando el tema del hijo con problemas. Si había visto a Felipe más de una vez con la mirada fija en “sus encantos” lo cual no le sorprendió pero si le llamó la atención pues él parecía muy interesado en que se notara. Por esto ella sentía que en cualquier momento él le insinuaría algo, o quizás la invitaría a salir.
Un buen día él le comenta que se va a casar. Ella queda perpleja ya que jamás lo vio acompañado. Él le explica que lo hace para ayudar a alguien, que será temporal y que se siente feliz porque está siendo útil. Al principio a Indira le parece que es un cuento, que lo dice solo para despertar su interés y lo ignora, pero al cabo de unos meses ya lo comentan todos en la Iglesia por lo que confirma que es cierto. Para entonces ya eran más amigos y él incluso había visitado su casa un par de veces, conocía a sus hijos y se veían en plan de “amigos”. Amigo al que se le seguía enganchando la mirada en las DDD de Indira, pero como me cuenta, a ella no le parecía extraño.
Llega el día donde se efectuaría el supuesto matrimonio, y así sucede. El evento transcurre en un marco de discreción donde solo amigos de la novia son invitados (medio raro el caso). El personaje se ausenta por unas semanas (luna de miel) hasta que un buen día tocan el timbre en casa de Indira, y sorpresa!! era el recién casado con un amigo. Muy extraño todo, Indira los hace pasar y ve con sorpresa como Felipe la ve con una insistencia exagerada. Como ella misma me cuenta: “Debe ser que no se la dieron en la Luna de Miel….” Jajajajaja. Están todos conversando, cuando ella se levanta para buscar algo de tomar y él la sigue a la cocina, se le acerca y le dice: “Me dejas ver un seno?” Ella se jura que no entendió y le dice: “Un que??” Él insiste: “Un seno” Ella le replica: “que te pasa, estás llegando de tu luna de miel y quieres verme a mí, que pasa contigo?” Ella sale de la cocina con las bebidas y lo deja allí, luego él se incorpora y siguen los tres la conversación en la sala. Él la veía con esa cara de “carnero degollado” que ponen algunos hombres en “esas” circunstancias. Hasta el amigo se percató del caso, ella se siguió haciendo la loca, y al poco rato los hombres se fueron. Ella no entendió nada, y lo dejó así.
Seguían encontrándose en la Iglesia, donde la “esposa” de Felipe nunca se veía, cosa que le demostraba a Indira que él se casó, efectivamente, solo para ayudar a esa mujer. Era obvio que “de aquello” nada, así que Indira lo empezó a ver como un hombre bueno. Ya la chispa de la curiosidad se había desatado así que cuando se veían había cierta complicidad de saber que existía algo pendiente. Felipe fue a su casa sin avisar en otras dos oportunidades y ella lo hizo pasar con toda tranquilidad pues sus hijos estaban en casa, por lo que ella se sentía más segura. Seguían las miradas pero ella ya no estaba nerviosa. El beso del saludo ahora estaba acompañado de cierta emoción y le dejaba sentir a indira que tarde o temprano algo pasaría entre ellos. Luego de tanto maltrato psicológico al que estuvo sometida en su matrimonio, verse deseada y admirada por un hombre bueno la reconfortaba y la ayudaba a recuperar su seguridad y autoestima.
Estando Indira tomando un baño, tocan a la puerta. Ese día estaba sola. Se seca rápidamente y aún envuelta en la toalla se dirige a la puerta. “Quien es?” ella pregunta, “Soy yo, Felipe, me abres?” Ella se sorprendió porque no había nadie en casa, y solo atinó a contestar: “Si, dame un momento, me estaba bañando”… luego se arrepintió de haberlo dicho porque pensó en las ideas que se formaría en la escabrosa mente de Felipe, pero se dijo a si misma que igual se daría cuenta al verle el cabello mojado. Corrió al baño a terminar de secarse y ponerse un vestidito de casa. Trató de escoger algo discreto para no lucir muy provocativa (cosa difícil porque sus encantos no eran fáciles de disimular). Le abrió la puerta pero no lo invitó a pasar, le dijo que estaba apurada porque tenía que salir. Él la miró y le dijo, “Sé que estás sola, puedo pasar?” Ella lo dejó entrar pero le dijo que tiene que salir. Él la seguía mirando, y con picardía le preguntó: “Me la enseñas?” Ella le dijo, “Te la enseño y te vas?” Él le juró que así sería. (Y pienso yo: Que pasa cuando le “enseñas” un filete a un tigre?… jajajaja) Tal cual el tigre con el filete fue la reacción de Felipe. Ella le insistió, “Vete ahora!” Él le contestó “Espera, quiero presentarte a alguien”. Ella se aterró y abrió la puerta de la casa para que él se fuera, pero él se voltea y sacó de sus pantalones al “invitado” que según ella medía no menos de 12 pulgadas. Ella ahora pensaba que Felipe de sonso no tenía nada, y le insistía en que debía irse. Lo empujó hacia afuera, él se acomodaba el pantalón mientras ella lo seguía empujando. Cuando trató de cerrar la puerta él puso el pié para impedirlo, y ella seguía gritando “Tienes que irte, vete ya!” En eso suena el celular de Felipe, él lo atiende, era su hijo, pero él seguía con un pié en la puerta. Ella estaba aterrada de pensar en qué sucedería si llegaba a la casa alguno de sus hijos y veía esa escena. Finalmente él se fue. Ella quedó muy sorprendida y pensaba qué pasaría el próximo día de misa cuando se vieran. Indira no dejaba de preguntarse, “Si le gusto, porque fue a casarse con alguien en lugar de empezar algo conmigo; porqué le intereso ahora que es un hombre casado?”
Sin embargo ella quería creer que él era bueno y que sus intenciones también lo eran. Para una mujer que ha estado casada la naturaleza animal de los hombres no era nada que le sorprendiera, pero sí el hecho de que él quisiera algo con ella ahora que no tenía nada que ofrecer. Quizás mi amiga Indira es una romántica empedernida, y por eso veía “buenas intenciones” en Felipe. Luego de unas cuantas semanas, vuelve el Tigre a visitar a su presa, pero esta vez llega con una botella de vino. En esta ocasión ella no está sola, sus hijos estan en casa, así que ella lo recibe y se quedan tomando vino en el porche.
Felipe comienza disculpándose si es que fue grosero (parece que lo dudaba) mientras prende la velita de la mesa del porche, y ella con un aire desconfiado le dice que está bien, y siguen conversando. A Indira le resultaba muy grata la conversación de Felipe, él era de cierta forma lo que ella quería y necesitaba. Él muy sabio dejaba colar en la conversación halagos para ella; lo buena mujer que es, lo bien que cuida a sus hijos, y cuanto su propio hijo necesita una madre…..etc, etc…y todas esas cosas que ilusionán a una mujer. La noche transcurre sorbo a sorbo de vino hasta que la botella se acaba. Él notando que ya ella había vuelto a ser la de antes, sugiere salir a comprar algo más de beber. Se vá y a los pocos minutos llega con unas cervezas, y va directo al porche y allí se percata de que Indira había cambiado la velita que ya se había gastado. Ella lo escucha y sale a sentarse con él. Y claro, una botella de vino y dos cervezas más tarde no es sorpresa cuando Felipe le pregunta: Tienes pantis puestas? Ella con su caracter jovial le dice: No, porqué? se nota? y se ríe. Regresa el Tigre a rugir!!!! Ella le cambia de tema apresuradamente diciéndole: “Acuerdate que mis hijos están adentro. No te vuelvas loco”. A la tercera cerveza, ella le dice que va al baño y entra a la casa.
Se sorprende al ver que sus hijos ya no están en la casa y asustada los llama por teléfono. Ellos le dicen que habían quedado en salir, que no la vieron y por eso no la saludaron. Ella les reclama: “Y ustedes porque se van sin avisarme y me dejan aquí sola??” Se voltea y vé que Felipe estaba al lado de la puerta escuchándola. Sintió un frío que le recorrió el cuerpo, y apenas atinó a decir: “Bueno aquí los espero, no tarden!” Él seguía con la mirada fija en sus ojos como advirtiéndole que ese era el momento, y que nada ni nadie lo impediría. Indira cuelga el teléfono, y tratando de lucir calmada, le dice que va al baño. Allí ella se pone a pensar, no sabe si salir corriendo o quedarse. Por otra parte, ella también había comenzado a entusiasmarse con él y el miedo poco a poco se había convertido en emoción. Cuando estaba a punto de salir del baño se detiene, da media vuelta, se quita las pantis y entonces sale. (No sea que él piense luego que ella es una mentirosa…. jajajjaja).
Indira sale al porche y lo vé sentado donde lo había dejado cuando entró. Regresa a su silla y comienza a hablar de cualquier tema cuando él se levanta, se acerca y de frente a ella se arrodilla y le dice: “Muestrame que no tienes panti”. Indira estaba segura de que él podría pensar cualquier cosa de ella, menos que era un mentirosa. (jajajaja) Lo que tenía que pasar sucedió allí mismo, en el porche, y a la luz de la vela. Lo último que le dijeron sus hijos en la llamada era que se quedarían a dormir en casa de un amigo, por lo que ya sabía que no serían molestados. Aunque parecería una escena romántica, ella no podía evitar sentirse mal y luego que él se marchó no podía dormir pensando en lo que había sucedido. Luego analizando todo se tranquilizó diciéndose a si misma, que estaba bien, que ambos necesitaban sentirse amados, que él no tenía un matrimonio real, y ella estaba muy sola. Se alegró de pensar que seguramente el se divorciaría en poco tiempo y podrían hacer una vida juntos.
La sorpresa no se hizo esperar cuando el siguiente domingo de misa él hizo como si ella no estuviera allí, hasta que ella tuvo que hacercarse a saludarlo, y él actuó como si nada hubiera psado. Ella lo excusó pensando que no era el lugar. Esa noche salía a una exhibición de arte y un encuentro con amigas, y sugirió para tomar algo el sitio donde él trabaja, pensando que podrían hablar, pero cuando se vieron él estuvo distante y alegó que estaba muy ocupado. Indira se sintió usada y pensó que todo era una gran mentira, y que él simplemente quiso aprovecharse de ella.
Recuerda analizar siempre la personalidad del individuo en cuestión en diferentes terrenos, porque cuando salen de la zona segura, es cuando mostrarán su verdadera personalidad. Ya han pasado muchos meses y Felipe sigue en su matrimonio “falso” mientras mi amiga Indira se ha abierto a conocer otros hombres, pero esta vez no solo los buscará en la Iglesia, porque como hemos visto: Los pillos también van a misa!
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